Las máquinas tragaperras son hoy por hoy una de las formas de ocio más demandadas. Sin embargo, su historia viene de lejos. Esta magnífica forma de entretenimiento tiene unos 140 años de historia. Comenzó a finales de del S. XIX cuando Sittman & Pitt descubrieron que podían sacarle mucho partido a las apuestas realizadas a través de terminales físicas autónomas. Sin embargo, esta primera máquina poco o nada tenía que ver con lo que hoy entendemos por tragaperras.

Efectivamente, esta precursora de las tragaperras solo utilizaba el sistema y la estructura que luego haría crecer a este divertidísimo juego. En un principio, Sittman & Pitt dieron forma a una máquina de póquer automático. El jugador obtenía ganancias en función de las combinaciones de cartas que lograba, a modo del póquer Texas Hold’em. Lo curioso era que los premios no se otorgaban en metálico, sino que se canjeaban por bebidas, cigarrillos y otros artículos del bar o establecimiento en el que se jugaba.

Posteriormente, Charles Fey le dio un vuelco a este sistema en 1897. Tomando como punto de partida el prototipo de Sittman & Pitt dio luz a la primera tragaperras propiamente dicha. Reduciendo el número de carretes respecto al póquer automático (de cinco a tres) y cambiando los símbolos de la baraja por otros que ya forman parte de la imaginería del juego (herraduras, diamantes, campanas…), creó sin darse cuenta uno de los juegos de mayor recorrido y popularidad de siempre.

En las primeras décadas de funcionamiento, la máquina comenzó a conocerse como ‘bandida de un brazo’. Se extendió rápidamente por toda Norteamérica, pero como Charles Fey no había patentado su invento, numerosas firmas y particulares comenzaron también a producirlo introduciendo variantes y modificando determinados elementos aquí y allá. Uno de ellos fue el famoso cambio de los símbolos tradicionales por los de frutas (y los premios por dulces relativos a la combinación de sabores obtenida); de este modo también se burlaban las leyes que surgían en aquella época contra el juego.

Si continuamos con la cronología podemos destacar efemérides importantes como la introducción del símbolo BAR en 1908 y que todavía se mantiene hoy en día. Posteriormente, con la llegada de los años 60 comenzaron a comercializarse las primeras slots electromecánicas. A estas nuevas máquinas se les añadió la típica bandeja para que el usuario pudiera recoger las monedas ganadas. La manivela comenzó a desaparecer poco a poco debido a los nuevos modelos y los avances tecnológicos.

En 1976 se introdujeron las videotragaperras y ya poco quedaba para la irrupción de las tragaperras online a mediados/finales de los 90. Con ellas surgirán páginas dedicadas a las tragaperras online y los mejores casinos online.

La aparición de esta última vertiente ha supuesto una auténtica revolución. Se ha mejorado la imparcialidad y la seguridad de los juegos. Por otro lado, gracias a las tragaperras online se han introducido premios mayores así como infinidad de temáticas que sumergen al jugador en aventuras cinematográficas o de carácter histórico. Además, gracias a los bonos de los casinos online se puede acceder a premios millonarios sin la necesidad de arriesgar en exceso (a veces incluso sin tener que realizar un depósito previo).

Por Ganix Trejo

Ingeniero técnico industrial con un Máster en Ingeniería en Organización Industrial. Aficionado y curioso en todo lo referente a la tecnología y fotografía.